miércoles, 2 de octubre de 2019

Utopía Urbana

Cuenta la leyenda que mientras caminaba para llegar a casa, me tope con cierta construcción en avenida Montevideo de lo que será un "eficiente" distribuidor vial (Y por cierto: Saludos al pendejo de Victor Hugo Lobo y a esos burocratas de la GAM que otorgan los permisos para crear tráfico y dañar áreas verdes),   cuando el sonido ensordecedor de una inmensa excavadora llena de grasa, tierra y caca, que en ese momento estaba en la plena destrucción y acomodo de cascajo, me transportó hasta mis años mozos cuando mi más grande sueño era tripular una de esas máquinas con "garrita". Solo que ahora, mi imaginación volaba que con una de esas máquinas podría llegar a donde se me diera la gana, y que con esas llantotas me harían pasar sobre cualquier obstáculo corrupto e indeseable y que nada me detendría. Incluso pensaba que si la ley intentaba detenerme también se la iban a pelar porque esas máquinas de seguro son blindadas. Sí, con una máquina así en mi poder, posteriormente me dedicaría a construir una máquina del tiempo para viajar al pasado y salvar a los dinosaurios, hacerle el paro a Moctezuma vs. Cortés. pensaba.

En fin, ese día al estar frente al aparato de mis sueños infantiles, algo en mí agradeció nunca haber tenido la oportunidad de estar al mando de una de esas máquinas, porque de seguro en un ataque de ira contra las estupideces cotidianas de los humanos, ya hubiera hecho mierda media ciudad, o algo así.

viernes, 13 de septiembre de 2019

Crónicas de un melomano de clase baja.

En unos de esos recorridos por la tierra y de andar en ella, justo cuando me disponía a entrar al metro Barranca del Muerto, una morrilla promovia una bocina "Blutut" de una prestigiosa marca de equipos de audio (Bosé) me ofreció probar dicha bocinita azul turquesa. 

-Ándele, conéctela a su móvil y ponga su canción preferida, señor. 

-Canción?, Señor?... Igualada, le dije con la mente y enseguida conecté la pinche bocina a mi iPod. Como iba a entrar al metro, ya tenía lista la playlist de costumbre «música para evadir al pueblo», así que nomás subí al máximo el volumen y la dejé sonar (anexo rola al final de la historia)... Desde la primera milésima de segundo sentí fuego en los tímpanos, después sentía que el sonido me viajaba, me dio taquicardia, parecía que las vibraciones no cabían en mi cabeza y la harían explotar. Las tripas se me hicieron bola, se me pararon los pelos de la nuca y de los brazos. Los ojos querían llorar y los dedos de mis pies se cerraban como puños. El culo, la próstata, los huevos y todo lo que anda por ahí estaba contraído, concentrando al máximo la energía cósmica de mis chakras o como mierda se llamen. Fue una experiencia religiosa.

Le pregunté a la chica, en voz bajita, si esto no era ilegal, y muy segura me dijo que no. Y es que tiene años que no escucho música a decibeles dignos del difunto Polymarchs. Y pues tal, que terminó la rola y luego puse otra y luego otra y luego por la cara de «nomás era probar, wey» de la morrilla, pregunte por el precio de semejante maravilla. Cuando me dijo el precio, los tanates se me subieron a los ojos y casi suelto la bocina como si se tratara de un animal ponzoñoso. 

-Es neta?, pregunté. 
-Sí, pero ahorita están a doce meses sin intereses... me dijo la chica. 
-¡Ahhhhhhh... pues así menos!, le dije. 

Y ya le aventé la mirada de cómo era posible que alguien que usa el metro pague tal cantidad de dinero por la magnánima experiencia del fenómeno electromagnético, invisible y perfecto que es la música reproducida en tales aparatejos, así que preferí recordar mi pobreza extrema y sobre todo pensé en lo peligroso y destructivo que sería tener esa cosa sonando a diario en mi cabeza. 

-Lo siento, pero soy cobarde y prefiero mantener mi cordura a salvo, le dije a la chica, y le entregué aquella belleza. Así que ni modo Bocinita, tendrás que esperar a que un día sea millonario, o que vuelva en el tiempo a ser joven soltero y sin hijos y a que eso de los 12 meses no se me haga algo tan pendejo. Bays!.







jueves, 29 de agosto de 2019

Jesus 2.0

Pensemos, si Jesús estuviera en la tierra en pleno siglo XXI, Qué lugares frecuentaría? Las iglesias? Probablemente no; y no porque asistir a la iglesia de nuestra predilección sea malo, sino porque su labor de "buen pastor" se requiere con urgencia fuera de ella.

Pensándolo bien, quizá comería en la casa de un gran teólogo, y le concedería tiempo a una prostituta para mostrarle la gracia.

Quizás, sus apostoles serían algunos hijos de empresarios, o estudiantes de escuelas públicas, trabajadores del estado, o vendedores ambulantes, pero ningun miembro de alguna iglesia.

Probablemente le veríamos caminar en las calles topándose con la marcha de la comunidad LGTBI; diciendole a "Flor Casandra"; "Es necesario que esta tarde coma en tu casa".

Probablemente, atendería la oración de un político corrupto con la conciencia cargada, que esté más arrepentido que el líder eclesial que se jacta de una vida integra; diciendo: Ten piedad de mi, soy hombre pecador.

Quizá le veríamos entrar a algunos foros de televisión cristiana en plena "maratónica" gritando: ¡Ustdes han convertido mi iglesia en cueva de ladrones!.

Es posible que después de dos mil años, Jesús siga aferrado a la idea, de no ser el primero en arrojar la piedra, lo gritaría en una de esas marchas pseudo cristianas en pro de familia, predicando la ira venidera en contraste con su entrañable misericordia para salvación.

La iglesia ha cambiado, pero Jesús no, todavía el Hijo de Dios viene de vez en cuando a buscar y a salvar lo que se ha perdido. Si El es el que juzga, perdona y guia. Quién eres tu para ocupar su lugar como arpia inquisidor?.