martes, 11 de enero de 2022

Consecuencias

Tuve un vecino de nombre Carmelino López, alias "el gordo". En una ocasión Carmelino no había dejado de llorar todo el pinche día y ya me tenía hasta la madre. Norita, su hermana, le ha estado diciendo a repetidas ocasiones que ya se tranquilice. 

Notita tenía cinco añitos y me daba ternura cómo consuela a Carmelino, que no ha de superar los 6 años de su existencia. El gordo lloraba porque no encuentra su Max Steel, y sin él no puede guiar a su ejercito a invadir la banqueta del vecino, ni a destruir ningún tanque imaginario.

El problema de Carmelino es que no entiende que ese día, estaba experimentando, por primera vez en su vida la pérdida, el descuido y el adiós de algo que quería mucho y no asimila que tiene de frente el vacío de algo que ocupaba la felicidad en forma de un juguete  mamadísimo y guapo. 

Él llora y Norita ya se hartó de consolar a su carnal. Los dos centímetros que hay entre su boca y su nariz tienen, como canal comunicativo del dolor, un río acaudalado de mocos y mugre. Las mejillas tienen la salinidad de la tristeza, y sus ojitos hinchados suplican desde su infancia que vuelva eso que se ha ido. Me da tristeza, me acerco bondadosamente y con un tono paternal me dirijo a la criatura.

—¿Te gustaba mucho tu Max Steel, hijo?
—S...s...si... — me dice con espasmos y sin hablar bien.
— En la vida habrán cosas que irremediablemente vas a perder, nene. No te desanimes, el dolor siempre pasa, el padecimiento siempre pasa y cuando menos te lo esperes eso se va convirtiendo en cierto resentimiento... Tal vez odio.
— Dishe mi mamá que shi no dejo de llodad she lo va comer el pe pe perro
— El perro no se lo va a comer, pero es probable que tu Max Steel ya esté en manos de otro morrito.
—...— no dice nada aunque empieza a hiperventilarse con ganas de querer soltar el llanto, pero antes de que lo haga lo interrumpo.
—Cuando crezcas vas a comprender el significado de la palabra "Consecuencia", gordo. Todas esas veces que tocas a mi puerta por las mañanas, todas esas veces que me has despertado con madrazos en la puerta, para luego salir corriendo mientras ríes también tienen consecuencias y aquí las tienes —Le digo amorosamente mientras me levanto con una sonrisa y le juego un poco su cabellito feo.

Llegando a mi habitación, un general de la división de infantería imaginaria me observa, está ahí sentadito, guapo y mamado en mi escritorio. Me observa beber mi café mientras escucho un himno a la venganza en voz de un coro ruso, y me sonríe casi con maldad. Levanto mi taza de Snoooy y brindo por el karma universal.