miércoles, 2 de octubre de 2019

Utopía Urbana

Cuenta la leyenda que mientras caminaba para llegar a casa, me tope con cierta construcción en avenida Montevideo de lo que será un "eficiente" distribuidor vial (Y por cierto: Saludos al pendejo de Victor Hugo Lobo y a esos burocratas de la GAM que otorgan los permisos para crear tráfico y dañar áreas verdes),   cuando el sonido ensordecedor de una inmensa excavadora llena de grasa, tierra y caca, que en ese momento estaba en la plena destrucción y acomodo de cascajo, me transportó hasta mis años mozos cuando mi más grande sueño era tripular una de esas máquinas con "garrita". Solo que ahora, mi imaginación volaba que con una de esas máquinas podría llegar a donde se me diera la gana, y que con esas llantotas me harían pasar sobre cualquier obstáculo corrupto e indeseable y que nada me detendría. Incluso pensaba que si la ley intentaba detenerme también se la iban a pelar porque esas máquinas de seguro son blindadas. Sí, con una máquina así en mi poder, posteriormente me dedicaría a construir una máquina del tiempo para viajar al pasado y salvar a los dinosaurios, hacerle el paro a Moctezuma vs. Cortés. pensaba.

En fin, ese día al estar frente al aparato de mis sueños infantiles, algo en mí agradeció nunca haber tenido la oportunidad de estar al mando de una de esas máquinas, porque de seguro en un ataque de ira contra las estupideces cotidianas de los humanos, ya hubiera hecho mierda media ciudad, o algo así.