jueves, 6 de octubre de 2022

Mil y un formas de cagarla

Detrás del depa donde vivo, hay un mercado que meses atrás, sufre de eternas remodelaciones que más bien apestan a desvío de recursos. Pues cierto día tuve unas perras ganas de comer tunas y me dispuse a ir por un vasito lleno de ellas y antes de entrar al mercadito, saludé a un señor viejo, moreno y con un par de brazos que hacían juego con lo que estaba haciendo: un muro que dividirá ciertos puestos. Sus tatuajes tenían esa estética que le advierten a uno no hacer alguna pendejada. A su lado estaba el jefe de obras y mi lado chismoso preguntó qué pa cuando quedaba el asunto, a lo que recibí un valemadresco "Ya merito", y cuando se volteo y vi su gafete de la benemérita alcaldía de la GAM, leí su nombre. Algo pasó en mí, no sé describirlo: en el momento en el que terminé de leer la última sílaba de "Larry Gastón Niño Prieto", mi mente ya había maquilado mil y un perras formas de joderle la vida.

Ante mí intento de risa, fingí que fue un estornudo, tuve que retirarme sin perder la compostura y ya en el puesto donde vendían mi suculento antojo, me encontré con el albañil del muro, que estaba, al parecer, en un descanso breve. Nos saludamos y tuve la conversación más corta que he tenido en años.

— Buenas tardes ¿Ya casi queda?
— Sí, ahí va quedando. Ya le falta poquito, nomás que está cabrón el sol. Ranulfo, mucho gusto...
— Mucho gusto, soy Julio...
— Sí jode el solecito, qué más quisiera que estar viendo el partido del Messi con una caguamita pero ni modo, hay que darle, aunque sea bajo el sol. Si de por sí está uno feo...
—Ánimo Ranulfo, aguanta a que baje un poquito más el calor. Quieres saber de cosas feas?, allá afuera me topé con un cabrón que se llama Larry Gastón y ya mejor ni le platico de sus apellidos. A ese vato le sacaron la tarjeta roja, antes de empezar esta final de Champions League, llamada vida.

Algo brilló en sus ojos, y pude notar que las venas de sus potentes brazos se hincharon. "Ese es mi hijo", dijo serio y en un tono que olía a mínimo dos chingadazos. No dije nada. Me levanté, pagué mis tunas y exprese un timorato "Bueno, luego nos vemos, mucho gusto" y me largué de ahí. 

Llegando al depa, vi que el Real Madrid le pegó una madriza al PSG. "Qué bueno que perdió Messi. Pinche Ranulfo mamón, la caga por poner nombres así", pensé. Y ya mejor no dije palabra alguna por el resto de la pinche tarde.

martes, 11 de enero de 2022

Consecuencias

Tuve un vecino de nombre Carmelino López, alias "el gordo". En una ocasión Carmelino no había dejado de llorar todo el pinche día y ya me tenía hasta la madre. Norita, su hermana, le ha estado diciendo a repetidas ocasiones que ya se tranquilice. 

Notita tenía cinco añitos y me daba ternura cómo consuela a Carmelino, que no ha de superar los 6 años de su existencia. El gordo lloraba porque no encuentra su Max Steel, y sin él no puede guiar a su ejercito a invadir la banqueta del vecino, ni a destruir ningún tanque imaginario.

El problema de Carmelino es que no entiende que ese día, estaba experimentando, por primera vez en su vida la pérdida, el descuido y el adiós de algo que quería mucho y no asimila que tiene de frente el vacío de algo que ocupaba la felicidad en forma de un juguete  mamadísimo y guapo. 

Él llora y Norita ya se hartó de consolar a su carnal. Los dos centímetros que hay entre su boca y su nariz tienen, como canal comunicativo del dolor, un río acaudalado de mocos y mugre. Las mejillas tienen la salinidad de la tristeza, y sus ojitos hinchados suplican desde su infancia que vuelva eso que se ha ido. Me da tristeza, me acerco bondadosamente y con un tono paternal me dirijo a la criatura.

—¿Te gustaba mucho tu Max Steel, hijo?
—S...s...si... — me dice con espasmos y sin hablar bien.
— En la vida habrán cosas que irremediablemente vas a perder, nene. No te desanimes, el dolor siempre pasa, el padecimiento siempre pasa y cuando menos te lo esperes eso se va convirtiendo en cierto resentimiento... Tal vez odio.
— Dishe mi mamá que shi no dejo de llodad she lo va comer el pe pe perro
— El perro no se lo va a comer, pero es probable que tu Max Steel ya esté en manos de otro morrito.
—...— no dice nada aunque empieza a hiperventilarse con ganas de querer soltar el llanto, pero antes de que lo haga lo interrumpo.
—Cuando crezcas vas a comprender el significado de la palabra "Consecuencia", gordo. Todas esas veces que tocas a mi puerta por las mañanas, todas esas veces que me has despertado con madrazos en la puerta, para luego salir corriendo mientras ríes también tienen consecuencias y aquí las tienes —Le digo amorosamente mientras me levanto con una sonrisa y le juego un poco su cabellito feo.

Llegando a mi habitación, un general de la división de infantería imaginaria me observa, está ahí sentadito, guapo y mamado en mi escritorio. Me observa beber mi café mientras escucho un himno a la venganza en voz de un coro ruso, y me sonríe casi con maldad. Levanto mi taza de Snoooy y brindo por el karma universal.