jueves, 7 de octubre de 2021

Casino Shanghai

Cuando escuchamos del término del Electro pop en México, resuenan en los oídos nombres de agrupaciones como Moenia, Belanova, María Daniela o Sussie 4, pero si le escarban más atrás, lejos de los sellos discográficos de renombres y los patrocinios payoleros, se toparan con nombres como Olé olé o Alaska y Dinarama.

Este último, me atrapó en mi niñez, eran mágicos esos momentos en que deberías de tener listo el cassette en el estero familiar para en cuanto sonara la rola, poner la combinación de rec y play para perpetuar por siempre tu viaje musical en la cinta.

Alaska y Dinarama no siempre fueron Alaska y Dinarama, pasaron por nombres como Kaka de Lux o Alaska y Los pegamoides. Fue muy intenso y agradable para mi yo morrito, ver y vivir la evolución musical de Alaska y ver el monstruo en que se convertían.

Creí que lo eran todo electrónicamente, hasta que en una vez en casa de un amigo de la primaria (Oswaldo Benitez), su hermano mayor, al oir que platicábamos de ellos con enjundia y pasión, se quitó sus audífonos tipo Jacobo Zabludowsky de los 70s y nos dijo en tono burlon: -Están chavos-. Y de su colección de Lps, sacó una compilación de una Disquera precursora del sello Rock en tu idioma, llamada ComRock. Había bandas que no sabía que existían en ese momento (Mask, Dangerous Rhytm, Three Souls in my mind) pero se enfocó en uno sola: Casino Shanghai.

Como describirlo, al escuchar ese intro austero y a la vez hipnótico, como poco a poco ese sintetizador se iba apoderando de la música y tus sentidos, con un tono color violeta. Me di cuenta que México aún esconde tesoros musicales. La Voz de esa chica cantando en un inglés respetable, denotaba un hambre de sobresalir, ganas de triunfo. Me contó el hermano mayor de mi amigo, la trágica historia de ComRock como Disquera y de como solo les grabó un disco a esa bandota.

Que demonios. Solo había escuchado una canción y quería más, pero ya no tenia material de ellos. La rola se había quedado solo en mi cabeza. Fue después en una mañana, que en un programa de Ricardo Rocha hicieron un resumen de sus entrevistas y en una de ellas nunciaban a una banda mexicana que iniciaba en los terrenos de lo electrónico, y mientras yo hacía tarea, volví a escuchar esa melodia y de inmediato las mismas tonalidades violetas volvieron a apañar mis atenciones y por primera vez mire tocar a la banda, vestidos con un atuendo de los años 20. Supe que Ulalume, era el nombre de la chica que daba voz a la música que tanto me hipnotizaba. Ya más adelante en el beato mercado del chopo pude conseguir el material completo y un par de fotos de la banda que me llamó la atención y que su vez me abandono.

Es por eso señores del jurado que cuando alguien me comparte un gusto musical, trato de ayudarle a entender que su música tiene un origen, y como todo origen, viene de un cambio, de otro mundo, de un color violeta, unas melodías poderosas y una voz hermosa, que da luz a los recuerdos...

https://m.youtube.com/watch?v=1XPZwmX_cJc&feature=youtu.be