viernes, 14 de septiembre de 2012

Escribo, luego existo.

Transcurre mi vida, día tras día, agradecido por todo lo que me ha pasado, esta semana disfrute de un curso que nunca había tenido la oportunidad de tomar, tenia la idea de que este tipo de curso de habilidades del pensamiento, manejo de las emociones y de mas cosas psicosomàticas, no eran mas que para "enfermitos mentales".- Yo no tengo nada que enfrentar.- alardeaba sin saber y sin recordar que en esta h. Vida, todos cargamos piedras.

Con la ayuda de la incomparable Psicóloga Victoria Sanjulian, descubrí que soy una persona gravemente emocional, capaz de soportar cosas en mi interior pero sin lograr aun la capacidad de enfrentarlas al 100%. 2 tests, un dibujo de un arbolito y platicas maravillosas lograron que la psicóloga y yo tuvieramos una empatìa y una conexiòn con ciertos problemillas que trazaban el caminito hacia ese mal silencioso llamado estres. Como unas simples cosas pueden hacer que dejes de apreciar tus pasiones y virtudes, como a medida que se vive se deja de aventurarse y se vive del recuerdo, como es posible que dejemos de hacer lo que nos causo pasión y satisfacción anteriormente?.

Tantas cosas que disfruto en la vida: Un buen encuentro de Fútbol, los dos minutos finales de un partido apretado de la NFL, disfrutar de un buen videojuego, canastear como loco yo y mi sombra, las nalgas femeninas, la cerveza fría en la tarde, las risas francas de mis hijos, el olor a perro de mi perra, el dorado momento en que encuentras un billete arrugado en una chamarra. Así podría pasar horas, enumerando pequeños goces que me harán extrañar este mundo cuando me toque largarme, pero prefiero concentrarme en algo que disfruto y que hago todo el tiempo: escribir. Por cuestiones de mi chamba y por la época y situaciones en las que vivo, deje de hacerlo, pero queridos terrestres escribía todo el tiempo. En mi casa, en la escuela. En el móvil. En el mail de la oficina. En libretas. Si bien al Twiitter no le agarro tanto cariño y ahora en el Facebook –aunque esos pequeños impulsos de escritura duran poco y no producen tanto placer. También de repente me dio por escribir una serie de "Testirollos" para evangelizar acerca de lo creo, he armado debates, soliloquios, chistes, he colaborado de administrador en ciertas paginas, ideo historias para decirles a mi niños o posts como este para mi blog. También queridos amigos tengo una serie de Diskettes de 3 1/2" con un intento de libro que he llevado durante mis treinta y tantas primaveras.
En la construcción de una novela, la proximidad emocional es clave. En el proceso de escritura, se entremezclan decisiones frías. Algunos días lejos del manuscrito o una opinión de un tercero ayudan a ver las cosas desde otro ángulo. Con la cabeza fría se juzgan mejor escenas demasiado largas, chistes no tan graciosos, personajes irrelevantes, situaciones que taponean el avance de la historia. Cuando ves el cuerpo de lo que va siendo tu relato, esa parte es bella. Casi un jodido milagro, como mirar asombrado que el Frankenstein en el que trabajaste tanto tiempo sí logró levantarse y caminar. -"It’s alive, dude".-

Hoy o mas bien aprendí en esta semana, o corrijo brutalmente, descubri por qué el exceso emocional es esencial para escribir. La premisa básica es: el gran arte se nutre de las emociones más intensas, del terror, del amor desencajado, de la soledad, de las pérdidas. Sin embargo, algo intenso, un exceso puede venir de la anécdota simple de salir a comprar cigarros. Es la energía con la que fabulamos una experiencia. Anne Rice, la divina autora vampirica, dice que no hay que tener miedo de sentir plenitud, pues se trata de una fuerza natural que nos arrastra a las experiencias y después a escribir. Sí: uno puede escribir sobre una o muchas experiencias fantásticas o cotidianas, o solo fabular sobre ellas. Pero lo importante es hacerlo lleno. Pleno. Sin miedo de liberar el fuaaaa.

Lo que un escritor necesita es escribir. Escribir, escribir y escribir. A pesar de que todos te digan que no pierdas el tiempo. O a pesar de que no tengas tiempo. A pesar de que las palabras salgan rancias al principio, o en muchos principios. Escribir da oficio, disciplina y crea hábitos y habilidades esenciales para domar nuestro desorden psicosomatico. Escribir libera, aniquila el miedo, cura la gripe, el acné, la alopecia, enaltece, es un fin en sí mismo, da conocimiento, salvación, poder, abandono, (parafraseando a Paz), y revela este mundo; crea otro. De antemano se que esto no sera leído por todos aquello que son mis amigos, ni siquiera de mi familia, pero al menos esta la satisfacción de que el conteo en este blog va creciendo y esta siendo leído por gente que al igual que yo tiene algo que decir con las manos, mi compromiso queridos humanos, amigos de vida es terminar con esa lúgubre obra que ando deambulando en esos casi zombies informáticos de 3 1/2".

En fin a sacudirse la polución y el hollín mental de las emociones y plasmarlos para hacerlo un poco mas interesantes, por ahora, que mas puedo escribirles?...  

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